Concepciones de la Cultura

El concepto de cultura tiene múltiples interpretaciones y existe apenas un mínimo acuerdo sobre las formas en que ha de ser entendido. Para los objetivos del curso, resulta de utilidad la reconstrucción que hace John B. Thompson (1998), en su libro Ideología y cultura moderna, en ésta desarrolla el concepto de cultura en cuatro grandes concepciones: clásica, antropológica y estructural. Esta agrupación no es la única posible, ni la mejor. Es de utilidad para cultivar una visión contextualizada de las formas simbólicas (arte, diseño, cultura de masas).

Concepción clásica

Pieter Bruegel the Elder- The Corn Harvest (August)

Cultura viene de la palabra latina culturam, su uso se extendió en las lenguas europeas y siginificaba el cultivo o cuidado de algo, aún hoy este sentido sigue vivo en palabras como agricultura. A partir del siglo XVI el significado se trasladó del cultivo de las cosechas al cultivo de “las facultades humanas” (Thompson 1998:186). Para el siglo XVIII su significado comenzó a ser relacionado y hasta traslapado con el término civilización, el cual se usaba para describir un proceso de desarrollo humano, de cultivarse o civilizarse. El uso no fue el mismo en toda Europa, así mientras en Inglés y Francés cultura y civilización se encontraban cercanos, para el Alemán Zivilisation adquirió un carácter negativo relacionado la cortesía y los modales de las cortes francesas; Kulture por su parte adquirió una connotación positiva usada para “referirse a los productos intelectuales, artísticos y espirituales en donde se expresaba la creatividad de la gente” (1998:186). En síntesis la concepción clásica de la cultura puede entenderse como:

    el proceso de desarrollar y ennoblecer las facultades humanas, proceso que se facilita por la asimilación de obras eruditas y artísticas relacionadas con el carácter progresista de la era moderna [...] Esta concepción privilegia ciertas obras y ciertos valores sobre otros; considera tales obras y valores como los medios por los cuales pueden cultivarse los individuos, es decir, ennoblecerse en mente y espíritu (Thompson 1998:189)

Concepción antropológica descriptiva de la cultura

Table of Natural History,
Cyclopaedia, Volume 2

El término cultura es relacionado con el de civilización, y se usan en plural para hacer referencia a aquellas agrupaciones humanas diferentes a las europeas, aunque la argumentación de Thompson señala que la jerarquización de la cultura se debilita no es dejada de lado, y en cambio, es utilizada para fundamentar una visión evolutiva de las sociedades en donde las culturas son jerarquizadas en base a su desarrollo tecnológico, bajo este esquema las culturas europeas son el modelo de avanzado o evolucionado al cual el resto de las culturas habrían de aspirar y que las culturas europeas les ayudarían a lograrlo.

La concepción descriptiva de la cultura es definida por Thompson como: “la cultura de un grupo o sociedad es el conjunto de creencias, costumbres, objetos e instrumentos materiales que adquieren los individuos como miembros de ese grupo o esa sociedad”(1998:194).

Para finalizar, esta concepción encuentra su época de vigencia desde finales del siglo XIX y mediados del XX, la principal corriente a su interior es el funcionalismo, el cual, busca identificar las necesidades que la cultura cubre en una sociedad y, compararlas con las formas en que otras sociedades lo hacen.

Concepción antropológica simbólica de la cultura

A partir de la segunda mitad del siglo XX la visión funcional de la cultura se encuentra gastada, en especial la visión jerarquizante y evolucionista de la cultura que no logra abandonar la visión de superiores e inferiores en la comparación entre culturas. Frente a la posición funcionalista, surgen nuevas formas de imaginar el fenómeno cultural, en particular, desde posiciones que no jerarquizan a las culturas ni a las formas expresivas que toman.


Detalle de Lenin del Mural
"Man at the Crossroads", pintado por Diego Rivera
en el Rockefeller Center en los 1930's.

La concepción simbólica de la cultura es una de las posiciones más reflexivas y críticas de la antropología, se pregunta por las capas de significado que, las personas construyen, usan y reproducen para dar al dar sentido a su vida diaria. Esta posición forma parte, lo comúnmente llamado “giro lingüístico”, que consiste en, una tendencia de las Ciencias Sociales para observar a lo social, como un discurso significativo, con el cual la cultura se analiza como si se tratara de textos escritos. La cultura se comienza a analizar, como si se trataran de textos literarios, en los cuales se busca descifrar patrones de significado y matrices de sentido.

Para Thompson (1998) conceptualizar la cultura como un texto es un avance, sin embargo, argumenta que su plano metodológico queda corto, pues se olvida del análisis de las relaciones de poder, de los contextos en los cuales la cultura se usa, construye y re-construye. Su crítica del tratamiento simbólico de la cultura es que, se centra más de lo debido en el análisis formal de los textos (del texto hacia dentro) y no trata con la suficiente profundidad los contextos socio-históricos de los textos (del texto hacia afuera).

Concepción estructural de la cultura

Thompson propone solucionar la falta del análisis contextual de la perspectiva antropológica simbólica de la cultura, con la teoría de los campos de Bourdieu , en sus palabras el análisis cultural desde la concepción estructural como:

    El estudio de las formas simbólicas -es decir, las acciones, los objetos y las expresiones significativos de diversos tipos- en relación con, contextos y, procesos históricamente específicos y estructurados socialmente, en los cuales, y por medio de los cuales, se producen, transmiten y reciben tales formas simbólicas (Thompson 1998:203).

Formas simbólicas es un concepto central en la concepción estructural de la cultura. Primero, resalta su deuda con la concepción simbólica de la cultura, y luego, trata de ser lo suficientemente general como para integrar en un solo concepto todo aquello que sea simbólico. Lo importante del análisis de las formas simbólicas es, es que sea algo producido por una persona y que sea significativo, es decir, que comunique algo a alguien, que sea significativo para alguien.

Analizar formas simbólicas desde una perspectiva estructural, persigue distinguir y equilibrar: a) rasgos estructurales internos de las formas simbólicas y, b) procesos de estructuración situados (contextos históricos) donde se insertan las formas simbólicas.

Rasgos estructurales internos

Los rasgos estructurales internos son descritos con cinco aspectos que intervienen en la construcción de las formas simbólicas: intencional, convencional, estructural, referencial y contextual.

  • Intencional: Las formas simbólicas como la comunicación son producidas por un sujeto, tienen una intención y tienen sentido solo en la medida en que sean interpretadas por un sujeto, sea el mismo que las produce u otro diferente.
  • Convencional: Cada forma simbólica depende de reglas de codificación en su producción y de decodificación en su interpretación, necesarias para que la forma simbólica sea significativa, hay que tener claro que las reglas no necesariamente han de ser la mismas para que las formas simbólicas sean interpretadas, sin embargo, el significado que se extrae de ellas sí depende de las reglas en las cuales se encuentran insertas. Para fundamentar lo anterior Thompson recupera el concepto de juegos del lenguaje del segundo Wittgenstein, el cual establece que el significado de un signo, mensaje o forma simbólica depende del contexto en el que se encuentra, por ejemplo, el significado de una palabra depende del enunciado en el que se enuncia y ésto a su vez de otros factores como el tono de voz, el lenguaje corporal, la ropa o la persona.
  • Estructural: Las formas simbólicas presentan estructuras internas articuladas que determinan (o ayudan a determinar) las relaciones que mantienen entre sí los elementos que las componen, y en esa medida, el sentido de una forma simbólica depende de las relaciones de los elementos que la componen.
  • Referencial: Las formas simbólicas en la mayoría de las veces representan algo, se refieren a algo, dicen algo acerca de algo, bajo la consideración de que el sentido relacionado con ese referente depende de las relaciones estructurales que mantiene con el resto de los elementos que constituyen la forma simbólica.
  • Contextual: "Las formas simbólicas se encuentran insertas en contextos y procesos socio-históricos específicos en los cuales y por los cuales se producen y reciben" (Thomsons 1998:216), esto es, cada forma simbólica, desde la más elaborada hasta la más simple depende del lugar, situación, personas, relaciones de poder en la que es producida, recibida y significada.

Condiciones de producción

Las condiciones de producción, circulación y recepción de las formas simbólicas suceden en un contexto histórico, producto y productor, de distintos tipos de relaciones entre distintos tipos de sujetos o actores sociales. Thompson (1998) pone especial interés en las relaciones de poder, que influyen las relaciones de los sujetos, sus dinámicas y posibles significados de las formas simbólicas.

Los elementos básicos para contextualizar una forma simbólica desde la concepción estructural de la cultura de Thompson (1998) son:

  • Un escenario espacio-temporal habitado por el sujeto o los sujetos que producen la forma simbólica.
  • Un escenario espacio-temporal habitado por el sujeto o los sujetos que reciben la forma simbólica.
  • Criterios de valoración compartidos para la forma simbólica.

La ruta para reconstruir los escenarios espacio-temprales de producción y de recepción de las formas simbólicas, comienza con el concepto de, campos de interacción de Pierre Bourdieu; continúa con la premisa de que las dinámicas de los campos, se encuentran fuertemente influidas por: a) marcos institucionales particulares; b) estructuras sociales de diferenciación y; c) relaciones estructurales de dominación. Ver figura 3.1, extraída de Thomspon (1998:225).

Campos de interacción

La sociedad, las sociedades o la vida social, son entendidas y nombradas desde distintas perspectivas, que pueden o no, estar relacionadas unas con otras. En este caso los conceptos de institución, campo y poder, son definidos y utilizados por John B. Thompson (1998) para fundamentar su concepción estrucutral de la cultura y su análisis contextual de las formas simbólicas.

El tratamiento que hace Thompson (1998) con los conceptos de institución, campo y poder se encuentran entrelazados y fundamentados sobre la teoría de los campos desarrollada por Pierre Bourdieu. Dicha teoría sirve para entender a la vida social (sociedad), como un conjunto de campos de distintos tipos y tamaños, en donde las personas, de forma individual o grupal, compiten por alcanzar objetivos determinados. En palabras de Thompson:

    Los sujetos como individuos, actores o agentes desarrollan acciones sociales situadas en campos de interacción e instituciones donde los sujetos compiten por un capital determinado, estas interacciones y relaciones entre sujetos e instituciones; por ejemplo, en el campo del periodismo compiten una pluralidad de actores y sujetos que compiten por uno o varios tipos de capital en disputa. (1998:25)


Pierre Bourdieu

Uno de los elementos calves para entender la dinámica de los campos, es entender lo que Bourdieu define por capital en disputa, por ejemplo, pensemos en el campo de la política en México, en el cual existen actores, sujetos e individuos que conforman alianzas, conflictos, acuerdos y otras muchas relaciones de amistad, indiferencia y enemistad entre si. Esta serie de relaciones compiten, por algo que no es dinero ni poder, sino un tipo particular capital en disputa. En este caso, tomaré los puestos de elección popular.

Un puesto de elección popular es, un capital que disputan los partidos, todos quieren que sus candidatos ganen la presidencia (federal, estatal y municipal), sean senadores o diputados. Para lograr obtener los puestos, los individuos se afilian a los partidos, dentro de los cuales establecen relaciones de distintos tipos, con otros individuos, en su competición de llegar a un puesto de elección.

Otro ejemplo es el campo académico, éste sí abordado por Bourdieu en su trabajo Homo Academicus. Las arenas de lucha del campo académico francés son las universidades y los capitales en disputa son: académico e intelectual. Para las "disciplinas temporalemente dominantes" (leyes, medicina y negocios), el poder está anclado principalmente en capital académico, esto es, control sobre posiciones y recursos materiales dentro de la academia. Mientras tanto en el lado de las "disciplinas dominadas" (ciencias naturales y humanidades) el poder reside en el capital intelectual, es decir, capacidades científicas y logros reconocidos por otros científicos y humanistas. (Bourdieu y Wacqant 2005)

Por capital académico (burocrático) hay que pensar en las posiciones (puestos) que los sujetos ocupan en la estructura organizacional de las universidades, las luchas por los puestos como en otros campos, contempla la formación de alianzas, presiones de grupos rivales, padrinazgos, movilizaciones, entre muchas otras. Al final cada posición o puesto representa más que dinero, por ejemplo, capacidad para impulsar o estorbar proyectos, puestos de trabajo, recursos, entre otros.

Por capital intelectual hay que entender el reconocimiento que otorgan “los intelectuales” a otros intelectuales por su labor científica o humanística, por ejemplo, el reconocimiento que otorga la comunidad científica a uno de sus miembros por sus descubrimientos o aportaciones. En este caso el reconocimiento puede entenderse como capital simbólico convertible, por ejemplo, en premios y fondos para la investigación.

El o los capitales en competencia al interior de un campo hay que entenderlo(s) más allá del dinero o poder, como un atributo simbólico que el campo otorga a los individuos y que les sirve para competir en mejores o peores circunstancias por la distribución de los recursos del campo entre los cuales contamos a “los capitales” y el poder.

Para terminar de clarificar la lógica de los capitales al interior de los campos, según Bourdieu (2005:177-178) hay cuatro tipos:

  • Económico: se entiende como capital económico o dinero.
  • Cultural: que tiene que ver con habilidades y herramientas que se sustentan con el conocimiento, al que debería de llamarse capital informacional y se formula de tres formas:
    • Objetivación: títulos universitarios y escolares.
    • Institucionalización: construcción de escuelas y universidades y, el ingreso de los sujetos (alumnos, profesores y administrativos) a las mismas.
    • Encarnación: obtención de conocimientos y habilidades que los sujetos realizan
  • Social: red perdurable de relaciones de mutua familiaridad y reconocimiento entre los sujetos y en especial, entre los miembros de un campo.
  • Simbólico: se la entiende como categorías de percepción obtenidas u otorgadas a los miembros del campo por los mismos miembros del campo.

Instituciones sociales

Las instituciones, según la argumentación de Thompson (1998:28) se encuentran íntimamente relacionadas con los campos y sus lógicas, en particular aquellos casos en que los capitales, los campos y las luchas de los sujetos, se mantienen constantes por décadas o siglos. La estabilidad de los campos es relacionada con la formulación de normas, reglas y códigos, cuya función es regular las acciones de los miembros de los campos; a su vez, las reglas, normas y códigos se relacionan con las instituciones.

Es posible considerar que los campos al extenderse en el tiempo y alcanzar autonomía y estabilidad producen códigos y reglas para regular su funcionamiento, sin embargo, es más común que los campos surjan o existan dentro de o al margen de las instituciones. Al respecto, hay que situar que los campos no existen como tales en el mundo, son una construcción teórica que sirve para entender la sociedad, a diferencia de las instituciones que son entidades socialmente reconocidas. Bajo estas consideraciones, la teoría de los campos surgió de la observación de ciertas formas de organización y de socialización que las personas mantienen entre si, en muchos de los casos, dentro de contextos institucionales, como el Estado, Iglesia, familia, empresas, universidades, entre muchas otras.

Para Thompson (1998:28) “las instituciones son una construcción social que se configura a partir de las prácticas que desarrollan los sujetos”, es decir, antes de que hubiera instituciones al menos teóricamente podemos pensar que los sujetos se relacionaban bajo la lógica de los campos y, que de esas relaciones poco a poco fueron consolidándose códigos, reglas y normas, sobre los cuales, se construyeron las instituciones.

    Las instituciones pueden observarse como un conjunto determinado de reglas, recursos y relaciones con cierto grado de persistencia en el tiempo y cierta extensión en el espacio, unidas por el propósito de alcanzar ciertos objetivos comunes. Las instituciones dan forma definitiva a campos de interacción preexistentes y al mismo tiempo crean nuevas posiciones en el interior de esos campos, así como nuevas trayectorias para organizar la vida de los individuos que las ocupan (Thompson 1998: 28 y 29)

Estructura social

La estructura social desde la perspectiva de Thompson (1998) hace referencia a los criterios relativamente estables y duraderos, que campos de interacción e instituciones sociales utilizan para construir y mantener asimetrías y diferencias, entre los sujetos y actores sociales que los conforman. En sus palabras:

    Afirmar que en este sentido, un campo de interacción o una institución social está estructurado, es afirmar que se caracteriza por asimetrías y diferencias relativamente estables en términos de la distribución de los recursos de diversos tipos, el poder, las oportunidades y las posibilidades de vida, y de acceso a todo ello. Analizar la estructura social de un campo o institución es determinar las asimetrías y diferencias relativamente estables -es decir, sistemáticas y con probabilidades de perdurar- e intentar indagar los criterios, las categorías y los principios que las sustentan (Thompson 1998:223).

Lo anterior contempla que existen toda clase de criterios que campos, instituciones y sociedades establecen para diferenciar a los sujetos que las componen, desde los criterios de construcción de posiciones de poder; la asignación de posiciones de poder entre las personas; hasta el conjunto de normas y reglas que rigen las relaciones entre las personas,las distintas posiciones que encarnan y los criterios de movilidad de las personas y las posiciones.

Thomspon advierte que en los casos en que las personas mantienen relaciones de poder sistemáticamente asimétricas de manera relativamente estable, podemos hablar de relaciones de dominación entre individuos dominantes y grupos subordinados, esto implica que los individuos dominantes excluyen, marginan y hacen inaccesible el poder a otros "individuos y grupos, sin considerar las bases sobre las que se lleva a cabo tal exclusión" (1998:226).

Resulta de importancia poner mucha atención en los elementos estructurales de un campo de interacción, institución o sociedad, porque tienen un peso importante en la formulación de criterios de valoración con los cuales, los sujetos juzgan las formas simbólicas.

Conclusión: formas de valoración de las formas simbólicas

Dos son los tipos de valoraciones significativos de las formas simbólicas que Thompson (1998) identifica, la primera es llamada valoración simbólica, aunque no es defina con claridad, es relacionada con los procesos de producción, de recepción y la estimación que los sujetos desarrollan con las formas simbólicas: "elogiados, denunciados, apreciados o despreciados" (1998:230). La segunda es la valoración económica, la cual consiste en la transformación de una forma simbólica en mercancía mediante mediante la asignación de un precio. Es de señalar que aquellas "formas simbólicas mercantilizadas" son nombrados "bienes simbólicos".

Siguiendo la dinámica de los campos de interacción, Thompson señala que el terreno las valoraciones de las formas simbólicas es conflictivo, y las valoraciones reproducen relaciones de poder previamente existentes entre los actores, a estas luchas y negociaciones, estos procesos de asignación valorativa son nombrados conflicto de evaluación simbólica y conflicto de evaluación económica. La figura 3.2 (Thompson 1998:229) ilustra estos procesos:

Las valoraciones simbólicas y económicas, de forma similar que los tipos de capital de Bourdieu, mantienen relaciones de mutua dependencia y de mutuo intercambio, donde al aumento o disminución de uno afecta al otro y viceversa, a esta dependencia Thomspon (1998:233) la nombra valoración cruzada. Aún bajo la lógica de los campos, cada miembro de las distintas posiciones que distinguen a los campos defiende y promueve un tipo de valoración específico para ciertas formas simbólicas, lo cual puede ser interpretado como un privilegio a la valoración alta o positiva para las formas simbólicas producidas por miembros de su propio campo o estrato social y, valoraciones bajas o negativas para las formas simbólicas producidas por miembros de otros campos o estratos sociales. A su vez al interior de los campos sucede algo similar con características más particulares que podemos observar en la Tabla 3.1 extraída de Thompson (1998:235).

En el vocabulario de Bourdieu este proceso de reconocimiento y diferenciación con otros grupos sociales es denominado distinción, éste describe la serie de estrategias y tácticas que los sujetos y actores sociales se reconocen como miembros de uno o varios grupos y como no miembros de muchos otros grupos más, con el implícito que en ciertas ocasiones las afiliaciones son mutuamente excluyentes y la pertenencia está relacionada con asignaciones de capital y facilidades de convertibilidad entre capitales.

Es importante tener en cuenta que las dinámicas de producción y de consumo de formas simbólicas, dependiendo de los contextos socio-históricos, se vuelve un referente de importancia en la construcción de afiliaciones, grupos y campos. El poseer o no ciertas mercancías juzgadas como valiosas para un grupo representa posesión de capital simbólico en ese grupo, mientras y al mismo tiempo, valoraciones negativas para la misma mercancía representa una carencia de capital para otros grupos. Mediante este juego de relaciones de valoración de las formas simbólicas, se dibuja una red de similitudes y de diferencias en la sociedad.

Bibliografía

Bourdieu y Wacquant (2005). Una invitación a la sociología reflexiva. Argentina:Siglo XXI

Thomspon, J.B. (1998). Ideología y cultura moderna. México:UAM-X

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